
Riquísima receta aprendida de mis antepasados.
Ante todo hay que prever con 
antelación la fecha de la realización de este exquisito menú. Tres o cuatro años 
antes, compraremos las alubias más baratas que encontremos en el mercado, y las 
situaremos en el lugar más insano de la casa, a ser posible con bastante calor. 
Así, al cabo de ese tiempo, disfrutaremos de unas magníficas "pochas", ideal 
ingrediente para este plato.
Sólo con quince días de antelación, compraremos kilo o kilo y medio de caracoles, cuanto más grandes y feos, mejor. ¿Por qué quince días antes? Porque, así, disfrutaremos durante ese tiempo de los mismos, organizando carreras de caracoles en la bañera.
No olvidemos comprar lechuga 
para alimentarlos, no se vayan a morir y quedarnos sin diversión.
Previamente, nos habremos 
pasado por la tienda de pinturas para comprar botes, pequeños, eso sí, de 
diferentes colores. No olvidemos el pincel. Con ellos, decoraremos las conchas 
de los caracoles para distinguirlos unos de otros.
Se sugiere bautizar a los 
caracoles con nombres de pilotos, para hacer más espectaculares las carreras. 
Por ejemplo, Fittipaldi, Schumacher, Rossi, Alonso, Niki Lauda, etc. Al más 
chiquitín lo llamaremos, inexcusablemente, Ángel Nieto.
Si no disponemos de ducha 
alternativa, no importa. Quince días sin tocar el agua no es tanto, y, además, 
habrá merecido la pena.
Llegado el día del evento, 
cogeremos las pochas en una bolsa, con cuidado de que no nos salten encima los 
gusanos, y las imtroducimos en una olla de buen tamaño llena de agua, que 
previamente habremos puesto a hervir. Previamente, habremos rociado la cocina 
con ambientador, para evitar malos olores.
Recogeremos los caracoles de la bañera, incluso las babas, y los esparciremos por el suelo de la cocina. Una vez allí, procederemos a pisarlos porque son unos bichos asquerosos. Recogeremos cuidadosamente el suelo de la cocina y pasaremos el mocho o fregona.
Cuando ya las pochas estén cocidas, sírvanse bien frías. Calientes huelen más. Seguramente dos o tres invitados acabarán en el Hospital con gastroenteritis, pero la satisfacción de haber probado esta maravillosa receta no se la quitará nadie.
Ingredientes y utensilios
- Alubias compradas tres o cuatro años antes.
- Un kilo (mínimo) de caracoles vivos.
- Diez lechugas para la comida de los caracoles.
- Una bañera bastante deslizante.
- Varios botes de pintura.
- Un pincel.
- Imaginación para bautizar a los caracoles.
- Papel y bolígrafo para apuntar los resultados de las carreras.
- Una olla.
- Agua.
- Zapatones para pisar caracoles.
- Escoba y mocho.
- Hospital cercano y teléfono con el número 061 apuntado al lado por si se nos olvida.